miércoles, 13 de febrero de 2013

Morfeo nos habla.




1-Soñé que estábamos todos en la mesa, un inmenso pedazo de torta se derretía sobre la cabeza de mi madre, que desde la cabecera y en el más brutal llanto repetía incansablemente,  “todo lo hago mal”. Yo avanzaba entre todas las miradas del juicio y en un acto de compasión y egoísmo la abrazaba contestándole al mismo tiempo, “no todo, a mi me hiciste bien”. Ahí fue cuando me di cuenta que todo era un sueño, porque jamás abrazo a mi madre.
2-Mi hermana soñó que se le caían todos los dientes, cuando lo conto todos coincidían en que según recordaban era señal de buen augurio; pero recordaban mal y yo lo sabía. Algo se había roto. Cuando el silencio se vuelve cotidiano, es porque ya no hay nada más que hablar; para que nombrar lo evidente, para que nombrar lo que no lo es tanto.
3-Soñé otra vez con él. La prudencia viaja en el último vagón. Adelante solo el ruido de la locomotora arrogante se deja oír, desde acá no nos va a aturdir, acá podemos dormir si queremos o viajar bien despiertos. Lo que sí es seguro, en un valiente acto, en el último vagón se puede soñar despierto.
4-Pocho tiene los sueños más elaborados, o una mente memoriosa. Sueña a lo grande, con principio, nudo y desenlace. Los más grandes delirios que he escuchado se organizan en su cabeza en estructuras asombrosas e ingeniosas. Dios quiera que nunca me toque tener que interrumpir su sueño, odiaría ser el culpable del fin de su fantástico mundo que tanto bien le hace.
5-Los sueños son la poesía más poética que un poeta puede imaginar. Nada de vueltas, nada de realidad, solo el caos ordenado de la mente humana en su estado natural. A nosotros solo nos queda interpretar, hacerlos mentira, atarlos para que no levanten vuelo y se pierdan en la inmensidad del todo; quizás celosos de su naturaleza infinita, quizás bajo la angustia de nuestra condición finita.
6- En la cama del hospital mi viejo adornaba su infarto frustrado con falsos sueños; falsos no solo por su estado despierto y sus ojos abiertos, sino también por su falta del recuerdo. Cuantos no nos habrá contado, y de cuantos nos habrá privado en su interpretación física inducida por los narcóticos que tanto esperábamos sus espectadores fieles. Se pudo ver al descubierto que los sueños son verdades en bruto, encarguémonos de hacerlos mentira para así poder digerirlos. 


Sean bienvenidos a conocer el infierno.



Sean bienvenidos a conocer el infierno.
Sean bienvenidos a conocer el infierno; donde sumergido en la impotencia, ves tu propio vida derrumbarse ante tus ojos, una y otra vez.
Donde tu felicidad implica la tristeza de quien más amas.
Donde al ver a la muerte sentarse junto a  tu padre, el miedo se opaca frente al consuelo, el anhelo de libertad, y la culpa que viene con ellos.
Donde la gente que más te agrada como el tabaco lentamente te mata, como el tabaco te abraza, como el tabaco te lastima, como el tabaco te dice y recuerda que solo sufriendo lo podes dejar.
Donde el tercer llanto del día no parece demasiado, porque ya es rutina. En la calle, en el colectivo, en un baño, en la soledad, frente a todos, ante nadie.
Donde mentirse a uno mismo ya no surte efecto y mentirle a los demás ya no se puede aguantar.
Donde el ser y el pertenecer parecen incompatibles, logrando que el mundo y tu alma ya no toleren mirarse a los ojos sin desesperar.
Donde sentís que la locura a cada instante te llama pero egoístamente no te quiere llevar.
Donde al ver que la vida es solo un reloj, al igual que la muerte pierden sentido y al fin te ves flotando en el vacío; solo, triste, y sin Dios.
Donde las únicas palabras que tu boca necesita pronunciar, se traban y acumulan en tu garganta; sin saber cuantas más soportara.
Donde otros seres del silencio al encontrar tu mirada te recuerdan que este infierno es mucho más, y como tu propio reflejo en el cristal gritan sin voz.
Donde nunca sos por completo, y hasta más cercano a la nada te parece estar. Cuasi-vivo es peor que muerto, por eso el infierno es callar.
Pasen y echen un vistazo, que la puerta de salida burlonamente siempre a tu lado esta.

lunes, 15 de octubre de 2012

En el lugar de lo innombrable



Babel es sólo un nombre, una palabra; una de las tantas que se repite incansablemente en aquella a la cual nadie se animó jamás a nombrar, la biblioteca más inmensa que haya existido, donde muchos de los mejores hombres, si es que los hay, se han perdido en cuestión de minutos. Donde otros tantos, en su afán de dominio, se han ahogado en ella o han prendido fuego grandes extensiones de ella en su impotencia; inútilmente por supuesto, ya que más allá de toda tinta y papel, las palabras no se queman. Allí, en el mismísimo lugar de lo innombrable y sin embargo donde todo se nombra, donde la ortografía y la gramática son la carcajada. Es allí donde se cree, por murmullos que se hicieron rumores que luego se hicieron mito, y del mito regresaron al rumor, que entre los tantos ejemplares, hay un libro de páginas sin número. Sólo conjeturas son las más fehacientes certezas que se han conseguido, y salta a la vista la contradicción a la hora de argumentar por su existencia o negación. Lo cierto es que aunque tan sólo sea la efímera y confusa sombra de un probable, la sola idea existe; y es así que existe el que muchos llaman “El libro perdido”.
Poco sentido tiene hablar de él, y sin embargo una vez que se ha oído mención, no podemos más que buscarlo. Tal vez sea su condición de perdido o su insinuación de prohibido lo que tanto nos seduce al fin. Incluso a quienes rotundamente niegan su existencia, hemos visto en innumerables ocasiones, de reojo y en disimulo, atisbando el milagro. Se han escrito incluso libros de libros de libros que hablan de él y así de dificultoso se torna su hallazgo; me lleva a pensar quizás que el no hablar de él, tal vez sea el camino más corto. Lo cierto es que si bien nadie jamás tuvo acceso a sus letras, son ellas la incógnita más remota desde que el hombre es hombre. ¿Y si allí no hay nada escrito?
Recuerdo una noche lluviosa de esas donde sólo la lluvia y la suave brisa parecen existir, en el interior de un vagón de tren, una mujer de años vividos con la mirada atravesando el vidrio frío y salpicado, y el cuerpo buscando el tibio encuentro de quien viajaba a su lado, confesó a su compañero- “viejo, somos poesía mirando la lluvia”-. También recuerdo que recordé en ese preciso instante, que Babel es sólo un nombre; uno más de tantos, allí en el mismísimo lugar de lo innombrable.
Y más allá del cristal, más allá de la calle que acompaña las mojadas vías, más allá de la noche, más allá  del oculto horizonte, el universo se expande sin reparar en el hombre. Y cuando esta sucesión de palabras culmine en un punto final y pase a formar parte de la biblioteca, todo seguirá igual. El libro perdido, la pregunta abierta, los ojos expectantes y la mente insomne.

lunes, 12 de marzo de 2012

Como fuiste entrando en mis sueños.



Por extraño que parezca, fuiste entrando en mis sueños sigilosamente y casi sin que me diera cuenta. Me acuerdo como si se proyectaran en este instante  las imágenes mis ojos; Recuerdo que iba caminando por la calle sin pensar en nada cuando pasaste por la vereda de enfrente a paso rápido y en dirección contraria, no dijiste una palabra, no me miraste, ni siquiera levantaste la mirada. Igualmente parecía no importarme mucho ya que seguí caminando como si nada hubiera pasado, pero había soñado con vos.
La segunda vez si me miraste, lo recuerdo bien. La misma calle, la misma vereda, los mismos ojos que esta vez se levantaron. Me miraste y sonreíste, pero no dijiste nada; solo diste un salto y saliste volando dejándome allí como una zarigüeya mirando el celeste cielo en el que te perdiste. Aquella noche al despertarme, volvió a mi mente aquel primer sueño que prácticamente había pasado sin penas ni gloria en el historial de mis imaginaciones noctambulas. Pero no se si esto último también lo soñé.
Recién al sexto sueño me saludaste y solo porque yo lo había hecho antes, lo que no entiendo es por que paso tanto tiempo hasta que ocurrió esto, si después de todo era mi sueño. Igualmente solo importa que ocurrió y comenzó mi preocupación, por qué estabas vos tan seguido en mis fantasías; qué extraño pacto habías hecho con Morfeo.
La cuestión es que luego de un tiempo ya eras una cita pendiente en mis noches. Desnudo en el medio de la clase, y sentada a tres bancos estabas vos; cayendo en un pozo eterno y cayendo al lado estabas vos; perseguido por una tribu de indios y al lado riéndote  conmigo estabas vos.      Tal vez el haber colgado un atrapasueños  en el lado derecho de mi cama tuvo que ver con todo esto. Solo se que hasta llegué a creer que te conocía mejor que nadie, y más ridículo aun, que vos me conocías más que yo mismo.
Y todo esto lo soñé una noche. Hace ya tantos años, cuando te conocí.

Mi propia tumba



MI PROPIA TUMBA
Aun sigo aquí











PERSONAJES




           MATEO, el muerto
              JUAN, amigo de Mateo
              VIEJA CHISMOSA 1
              VIEJA CHISMOSA 2
              EL MOZO
              CARO, novia de Mateo
              EL OTRO MUERTO


PRIMER ACTO


-escena primera


Fondo negro. En el centro a la izquierda un árbol seco y a la derecha una lapida; el piso cubierto de hojarasca. Frente a la sepultura un hombre, Mateo (el publico no lo sabe).Luego silencio asta comenzar el soliloquio.

  Mateo: Tan larga es la vida cuando se recuerda y tan corta cuando te das cuenta que es tan solo un recuerdo. Tan corta que sin darte cuenta ya es demasiado tarde para volver atrás.
¿Y ahora qué? ¿Seguir adelante? Si no se conoce más allá de este punto, como vencer el miedo. Pero no voy a llorar.
Quien iba a decirlo (entre suspiros), parece que fue ayer cuando la vida terminaba entre los dos palos y el travesaño, los amigos, la familia; y mi cuarto. Aquel refugio, Tan solo con cerrar los ojos vuelvo a esta ahí; y fuera lo que fuera, daba igual.
Ahora todo es distinto. De chico siempre era primavera; ahora el otoño y los días como hojas con el viento se secan, se acumulan, se hacen trizas, y al final desaparecen.          
(Pateando la hojarasca).

                         
Mateo prende un cigarrillo y se cruza de brazos temblando por el frío. Luego mira hacia los costados y hacia atrás buscando a alguien, y después mira el reloj.

MATEO: Todavía no puedo creerlo.

Largo silencio y las luces se apagan.

Se prenden de vuelta, todo sigue exactamente igual que al finalizar la primera parte. En el centro Mateo, a su izquierda atrás un árbol seco y a su derecha atrás su lapida. Fondo negro y hojarascas en el piso.
Silenciosamente entra Juan a escena y se ubica junto a Mateo en posición semejante (mirando fijo hacia el epitafio).

JUAN: Me dijeron que habías muerto y no lo creí; aun ahora leyendo tu nombre en el epitafio, no lo puedo creer.

MATEO: Si ya se, yo tampoco.

JUAN: ¿Y como pasó?

MATEO: No se (vacilando); no me acuerdo. Además que importancia tiene (con la mirada perdida), estoy muerto, ja. Estoy muerto Juan (lo mira).

JUAN: No pierdas la cabeza Mateo, tomalo como si fuera una nueva etapa; como un corte de pelo, un nuevo look.

MATEO: ¿Una nueva etapa de mi vida?

JUAN: De tu existencia. También vos flaco, ponele ganas.
MATEO: Ponete en mi lugar, ¿qué haces si de repente un día te dicen que estas muerto? Que toda esa vida que tenías se terminó.

JUAN: Bueno, yo…

MATEO: No, no tenés ni idea de lo que se siente. No poder preguntarte que rumbo tomara todo mañana, porque ya no existe un mañana.

JUAN: ¿Y ahora qué?

MATEO: No se.

Se hace un largo silencio en el cual los dos se quedan pensando. Siempre con sus miradas puestas en la tumba y las manos en los bolsillos.

MATEO: Ya era hora de que vinieras.

JUAN: Si, lo que pasa es que estaba en la ciudad. Vine lo antes que pude.

MATEO: Ah!! Estas perdonado. Me muero de aburrimiento yo acá. (Juan comienza a reírse silenciosamente y Mateo se da cuenta)¿De qué te reís? A vos seguí tomándotelo en chiste; Si, me MUERO de aburrimiento, ¡que gracioso! ¿Cuantos años tenés?

JUAN: Perdoname tenés razón, es que no estoy acostumbrado a…

MATEO: ¿A qué? ¿A hablar con muertos?

JUAN: Si.

MATEO: Bueno anda acostumbrándote.

JUAN: ¡Che que humor!! ¡Arriba! No es la muerte de nadie.

MATEO: ¡Ah! ¿Seguís? (comienza a reírse el también).Sos un tarado.

Otro silencio pero esta vez más cortó.

MATEO: ¿Hablaste con Caro?

JUAN: No, ¿Todavía no vino a verte? Que raro.

MATEO: No, vos sos el primero en venir. Que pocos amigos tenía ¿No?

JUAN: Pocos pero buenos.

MATEO: Sih.

JUAN: ¿Cómo sih? Hace memoria, ¿Quién te pasaba los machetes en el colegio? ¿Quién era tu compañero de viajes? ¿Te acordás cuando nos fuimos al sur? Que bueno que estuvo. ¿Cuándo nos perdimos, te acordas?
¡Por acá vinimos! Decías vos, yo estaba seguro de que nos estábamos yendo a cualquier lado pero era imposible hacerte entender eso (lo recuerda con tono de burla).

MATEO: Por suerte encontramos a esa mujer.

Después de un rato de silencio Juan le pega a Mateo en el antebrazo.

MATEO: ¡Ahu!

JUAN: ¿Te duele? (le vuelve a pegar)

MATEO: Basta, si me duele, ¿Qué te pasa?

JUAN: Todo esto es muy extraño, estas muerto pero…

MATEO: ¿Pero qué?

JUAN: Pero seguís acá. Estas seguro de que…
MATEO: Juan, ¿No oíste a la gente? Todos dicen que estoy muerto.

 JUAN: ¿Y qué sabe la gente?

MATEO: Mira, lee, ¿No ves el epitafio? Mateo García, ese soy yo.

JUAN: Lo que veo es un pedazo de piedra. Y esto (le vuelve a pegar)

MATEO: ¡Ahu! Basta. Estoy muerto. Y se acabó.

En ese momento mientras Juan retrocede unos pasos entra Caro, la novia de Mateo, con lágrimas en los ojos. Mateo se muestra sorprendido.

JUAN: Me tengo que ir, ya es tarde.

Mateo avanza hacia Caro y ella retrocede. El se frena.

CARO: ¿No pensabas decírmelo? (llenándose de valor, y entre lágrimas).

MATEO: Caro, perdón.


TELON


-escena segunda


Dos sillas y una mesa en primer plano alumbradas, al lado derecho otra mesa igual pero con dos tazas de café sobre ella también con dos sillas. Más atrás en la penumbra otras mesas y sillas. Luego el fondo negro.
La vieja chismosa 1 y la vieja chismosa 2 entran en escena murmurando y se sientan en la mesa vacía, lentamente sus palabras van tomando forma.

VIEJA CHISMOSA 1: ¡Ah! , ¿Y el vestido que tenía? ¿Lo viste? A quien se le ocurre salir a la calle así.

VIEJA CHISMOSA 2: Nunca fue una mujer de buen gusto.

VIEJA CHISMOSA 1: ¡Querida! No hace falta tener buen gusto para saber que eso no va; alcanza con un poco de sentido común.

VIEJA CHISMOSA 2: Igual viendo a la madre no se esperaba menos; solo viendo el frente de la casa con esos pastos largos te das cuenta quien vive adentro.

VIEJA CHISMOSA 1: Lo que pasa es que, según me dijeron, no les alcanza ni para pagar a un jardinero. Parece que lo cortan ellos los fines de semana.

VIEJA CHISMOSA 2: Es lógico, si el hombre es un vago. De donde pretenden tener dinero.

Levantando la vista la vieja chismosa 2 busca y llama al mozo.
VIEJA CHISMOSA 2: ¡Joven! ¡Joven! ¡Si, si! Es increíble que haya que llamarlos.

MOZO: Buenas.

VIEJA CHISMOSA 1: ¡Ah!, economía de palabras, todavía no logro acostumbrarme. Buenas tardes joven, dos tazas de café y masitas secas si no es mucha molestia.

MOZO: En absoluto, en seguida se lo traigo.

VIEJA CHISMOSA 2: A; y me haría el favor de limpiar la mesa de aquí al lado, no es muy agradable.

MOZO: ¿Como no? En seguida. (Ya con ganas de darles un golpe). Entonces masas secas y dos cafés… Déjeme adivinar, bien amargos (con cierta ironía).

VIEJA CHISMOSA 2: Y la mesa, gracias. ¿En que estábamos? ¡A si! Ni para un jardinero.
MOZO (murmurando): ¿Cuándo se extinguirán?.

VIEJA CHISMOSA 1y2: ¿Cómo dijo?

MOZO: Que en un minuto estarán.

El mozo se va de la escena y las dos viejas chismosas se quedan charlando.

VIEJA CHISMOSA 1: ¿Sabés quien más anda con problemas financieros? Los Alza.

VIEJA CHISMOSA 2: ¡ah! No me digas.

VIEJA CHISMOSA 1: Me dijeron que a el lo echaron del trabajo. ¡Imaginate! que va a hacer ahora, de que va a conseguir trabajo si es un inútil.

El mozo vuelve a entrar para ponerse a limpiar la mesa de al lado, la vieja chismosa 2 lo mira de reojo y continua con su conversación.
VIEJA CHISMOSA 2: ¿Y tu marido no podrá conseguirle algo en su empresa? ¡Aunque sea portero!, después de todo son buena gente.

VIEJA CHISMOSA 1: No creo, además por algo lo habrán echado, anda a saber lo que hizo. No se puede contratar a alguien así.

VIEJA CHISMOSA 2: ¡Lindo lugar este! (Dando un vistazo panorámico).

VIEJA CHISMOSA 1: ¿Te parece?, Yo lo veo medio viejo y sucio.

MOZO: Viejo y sucio, ¿A quien me hace acordar?

VIEJA CHISMOSA 1: ¿Dijo algo joven?

MOZO: ¿Yo?, No señora.

VIEJA CHISMOSA 1: ¿Y el café? ¿Falta mucho?

MOZO: No señora, en seguida se lo traigo.

Mientras ocurría esto entro Juan al café y se sentó en la mesa que el mozo acababa de limpiar.

VIEJA CHISMOSA 2: Que tiempos estos.

VIEJA CHISMOSA 1: Si, Ni me hables.

VIEJA CHISMOSA 2: La gente esta cada vez más loca, y en especial en este barrio.

VIEJA CHISMOSA 1: ¿Te enteraste de la última?

VIEJA CHISMOSA 2: ¿Qué pasó?

VIEJA CHISMOSA 1: Lo de este chico Mateo, el hijo de los Garcia.

VIEJA CHISMOSA 2: Si; que tragedia. Y tan joven que era.

VIEJA CHISMOSA 1: ¿A quién se le ocurre morir así?, dejo a toda la familia llorado.

VIEJA CHISMOSA 2: Siempre fue así de egoísta el chico. Ni pensó en la familia; Ni en la gente de barrio. Que vergüenza el alboroto que se armó.

Juan se estaba por levantar para retirarse del café al escuchar la conversación de las dos viejas, cuando el mozo se le acercó.

MOZO: Buenos días ¿le puedo traer algo?

JUAN: ¿Eh?, Si tráigame un café cortado por favor, y dos medialunas de grasa.
MOZO: Perfecto, en seguida le traigo.

VIEJA CHISMOSA 1: Dicen que siempre tuvo problemas, anda a saber como era su vida.
VIEJA CHISMOSA 2: Y mira; según parece todavía ni la novia fue a verlo al cementerio. Se ve que no era muy querido que digamos.

VIEJA CHISMOSA 1: Y ahora muerto menos todavía.

Juan se levanta y se acerca a la mesa de las viejas chismosas.

JUAN: Disculpen señoras ¿Les puedo hacer una pregunta?

VIEJA CHISMOSA  1: Hay si joven, diga.

JUAN: ¿Tan podridas son sus vidas?

VIEJA CHISMOSA 1: ¡Por Dios! ¡Que falta de respeto!

VIEJA CHISMOSA 2: Estoy completamente indignada.

JUAN: Digo porque no hacen más que hablar de las vidas de otra gente.

VIEJA CHISMOSA 1: Mira querido, si no hubiese deseado que hablemos de el no se hubiera muerto de esa forma.

JUAN: Hablan como si lo hubiese elegido.

VIEJA CHISMOSA 1: Querido no seas tan ingenuo, uno no muere así a menos que lo quiera.

JUAN: Por favor, no hacen más que decir estupideces.

VIEJA CHISMOSA 2: Que mala educación, como nos dice así.

Llega el mozo con el café de Juan.

MOZO: Señor, su café.

JUAN: Muchas gracias.

Juan agarra el café y se lo tira encima a la vieja chismosa 1.
VIEJA CHISMOSA 2: ¡¡Ah!! ¡¡Por Dios!!

VIEJA CHISMOSA 1: ¡Dios mío!

VIEJA CHISMOSA 2: Vamos nos de aquí ya mismo.

VIEJA CHISMOSA 1: Por supuesto vamos, esto es intolerable.

Las viejas chismosas salen de escena.

JUAN(al mozo): Disculpe el desorden, ¿Cuánto le debo?

MOZO: No, deje invita la casa (luego le da un apretón de manos).

TELON






SEGUNDO ACTO

-Escena primera

Otra vez la estenografía del cementerio, esta vez mateo esta sentado sobre la lapida dándole la espalda al árbol seco, y moviendo las piernas.
Por atrás del árbol se acerca Juan con una pelota de fútbol en la mano, la cual luego le tira a Mateo en la cabeza en broma; este se da vuelta.


MATEO: ¡Volviste!

JUAN: Hoy es jueves, día de fútbol.

MATEO: Como te gusta humillarte, no te das por vencido.

JUAN: Cara dura, si siempre fuiste vos el muerto jugando al fútbol; Y ahora…

MATEO: Muy gracioso.

JUAN: La verdad que si.

MATEO: ¿Los chicos siguen jugando?

JUAN: Si, creo que si. Pero igual ya no me da el tiempo para seguir jugando con ellos.

Juegan un rato en silencio.

JUAN: ¡Ves! Esto es lo que te digo, estas muerto pero…¿Vos?

MATEO: Completamente

JUAN: Pero a lo mejor…

MATEO: No Juan.

JUAN: Yo solamente decía.

MATEO: Va en realidad…, no nada.

JUAN: Que, ¿Qué ibas a decir?

MATEO: Nada.

JUAN: Te escuche, yo sabía.

MATEO: No le cuentes a nadie por favor.

JUAN: Ya me parecía pero por qué.

MATEO: Es que necesitaba empezar de cero. Escucha.

JUAN: No escucho nada.

MATEO: Justamente, esto necesitaba, descansar en paz.

Largo silencio asta que Mateo empieza a reírse a las carcajadas.

MATEO: Ja, ja, ja. Siempre fuiste tan ingenuo. Juan estoy muerto aceptalo de una vez. Aunque duela, es la verdad.

JUAN: ¿Qué es lo que pretendes? ¿Que siga como si nada hubiera pasado?

MATEO: No yo no digo eso.

JUAN: Todo el barrio habla de vos, de cómo te fuiste.

MATEO: ¿Y Caro? ¿Habla de mí?

JUAN: Lo poco que habla, lo hace de vos.

Corto silencio

JUAN: Me tengo que ir.

Juan  da media vuelta y sale de escena, queda Mateo solo que da media vuelta y en un ataque de furia le pega con la planta del pie a la lapida. Cae arrodillado y le sigue pegando con las manos asta que se cansa.

TELON

-Escena segunda.

Juan sentado en el bar en la misma mesa que antes. La escenografía exactamente igual. Juan esta completamente compenetrado en sus pensamientos.
La vieja chismosa 1 y la vieja chismosa 2 entran a escena (se escucha solo el murmullo) pero al encontrar a Juan sentado allí dan media vuelta y se van (en actitud graciosa).
El mozo se acerca a la mesa de Juan toma su pedido y se va (También se escuchan solo murmullos).
Entra a escena Caro buscando entre las mesas asta que lo ve a Juan y se acerca, lo saluda y se sienta a la mesa.

CARO: Perdoname la demora, no venía el colectivo.

JUAN: No te hagas drama, acabo de llegar; Ya pedí dos cafés, con crema como a vos te gusta. Ya deben estar listos.

CARO: Ah buenísimo, ¿Cómo andas vos? ¿Todo bien?

JUAN: Decime vos ¿Qué paso? ¿Por qué me querías ver?

CARO: Nada grave es que tengo que decirte algo pero no hay apuro, todavía no, primero deja que me reponga un poco que estoy agotada.

JUAN: Esta bien pero me tenés de lo más intrigada, ayer por teléfono parecía bastante serio.

CARO: Si, es algo serio pero puede esperar. Contame, ¿Cómo anda todo?
JUAN:Y… Como siempre. Ahora estoy buscando departamento, va en realidad ya encontré.

CARO: ¿A sí? ¿Por donde?

JUAN: Quería un lugar más cerca de acá y del trabajo, aparte es medio chico donde estoy ahora ¿Viste? Si Dios quiere en unos meses te estoy llamando para que me ayudes con la mudanza.

CARO: Obvio, contá conmigo; Por supuesto siempre y cuando no abuses.

El mozo llega con los cafés.

JUAN: A muchas gracias.

CARO: Perdoname ¿Tostados tenes?

MOZO: Si como no, en seguida te traigo.
CARO: Gracias.

JUAN: Dale Caro, ¿Qué tenias que decirme?

CARO: En realidad es una duda la que tengo. No se si estas al tonto de todo, y si no lo estas es importante que te cuente todo.

JUAN: ¿Qué duda?, preguntame. Es sobre Mateo ¿no?

CARO: ¿Vos sabes como pasó todo?

JUAN: Ahora que me lo preguntas, la verdad es que no. Desde que llegué nadie me dijo nada.

CARO: ¿El te contó algo?

JUAN (Haciendo memoria): Me dijo que no se acordaba, que seguramente no tenía relevancia.

CARO (Juntando valor): Mateo se disparó.
JUAN: ¿Qué?

CARO: Aquella noche…Nunca me hubiese imaginado con lo que me iba a encontrar. Me parecía raro aquel silencio cuando entré al departamento, ni la radio, ni la música, ni el televisor; Las luces estaban apagadas pero igual algo de luz del día quedaba todavía (sus ojos se vuelven llorosos).
Pensé que estaba desmallado cuando lo vi ahí tirado en el piso y me asusté muchísimo. Cuando prendí la luz vi el charco de sangre debajo de su cabeza (llorando). La mano que ese mismo día me había acariciado todavía sostenía el arma.

JUAN: Caro…Y el…

CARO: Sí el lo sabe, se acuerda de todo y no se inquieta.

JUAN: No tenía idea, yo… Y no me dijo nada.

CARO: Era importante que lo supieras.

Se genera un momento de silencio.

JUAN: ¿Hay algo más que no sepa? ¿Por qué sigue acá?

CARO: Para la mayoría está muerto.

JUAN: Pero sigue acá.

CARO: Para la mayoría está muerto. Nunca había sentido tanta soledad.

JUAN (Tomándola de la mano): No estas sola Caro, yo siempre voy a estar acá, siempre estuve acá.

CARO: Gracias.

JUAN: Nos conocemos hace mucho tiempo, ya pasamos juntos muchas cosas difíciles; y esto también lo vamos a pasar.

CARO: Hay algo más.
JUAN: ¿Que pasa?

CARO: La culpa me esta comiendo por dentro.

JUAN: ¿Qué culpa?, vos no tenés por que sentir culpa de nada.

CARO: No nos mintamos más Juan vos y yo sabemos que lo nuestro es más que una simple amistad. Y seguramente el también lo sabía.

JUAN: ¿Estas diciendo que…?

CARO: No estoy diciendo nada, por lo menos nada que sea tan ilógico.

JUAN: ¿El te dijo algo?


CARO: No, pero no parece estar enojado con nosotros. Solamente me dijo que siempre me quiso, pero que era lo mejor para los dos estar separados. (Se larga a llorar nuevamente)

JUAN: Vamos Caro, te acompaño asta tu casa.


TELON















TERCER ACTO

 En el cementerio Mateo descansa sentado con la espalda sobre su lapida. Entran a escena Caro y Juan y Juan se para, en un principio sobresaltado.

MATEO: Hola.

JUAN Y CARO (simultáneamente): Hola.

MATEO (A Juan): Veo que ya te contó todo.

JUAN: ¿Por qué no me dijiste nada?

MATEO: Al principio pensé que ya sabias, y después fue demasiado tarde, no tuve valor.

CARO: Venimos a despedirnos.

MATEO: ¿Se van?

CARO: No muy lejos, pero nosotros también tenemos derecho a querer empezar de nuevo.

MATEO: ¡¡Juntos!!

JUAN: Vamos a venir a verte.

MATEO: No; no hace falta, yo ya estoy muerto.

Silencio.

MATEO: Nos divertimos ¿no?

JUAN: Si, mucho (sonriendo).

MATEO: ¿Caro?

CARO: Si.
MATEO: Bueno vayan, supongo que tienen mucho que hacer.

JUAN: Chau Mateo.

CARO: Nos vemos después.

Juan y Caro se van de la mano y salen de escena. Mateo se recuesta sobre su tumba en posición de descanso, luego de un rato se sienta y agacha la cabeza tristemente. Por atrás se acerca un hombre aproximadamente de la misma edad que el y pone su mano sobre el hombro de Mateo.

EL OTRO MUERTO: Se fueron, ¿Van a volver? (Mientras se sienta a su lado)

MATEO: No creo.

EL OTRO MUERTO: Bueno por lo menos vinieron un par de veces. A mi ni flores me vinieron a traer, y hace cuanto que morí; Y aun sigo aquí.

MATEO: Pero a vos nunca nadie te aguantó (Ríe con el otro muerto)

EL OTRO MUERTO: Ya te vas a acostumbrar.

MATEO: Si, creo que si.