lunes, 12 de marzo de 2012

Sin saberlo.


Muchos se refieren a ese momento como el fin de un nuevo día, pero para mi no es más que el comienzo de una nueva noche. Un tono rojizo teñía el aire del lugar convirtiéndolo silenciosamente en una cálida poesía en donde largas sombras buscaban un pedazo cómodo de suelo para echarse a dormir. Sin embargo el sol aun no se había ido, parecía intrigado por saber que hacía aquellos dos chicos caminado junto a las vías del tren. Algo le decía que aquella escena valía la demora de su partida.
El ruido de las piedras que se acomodaban bajo sus pisadas, se imponía sobre la lejana música de los ruidos de la ciudad, de la cual justamente se alejaban los dos chicos cada vez más asta que esta finalmente desapareció.
-         che me duelen los pies- dijo el más chico con un tono agotado.
-         ¡También voz! , ¡si venís descalzo!- le contestó el otro de forma agresiva como solía hacerlo.
El cruel maltrato que les había dado su corta vida, se reflejaba claramente en sus ropas a la cual se le agregaba la mugre característica de los chicos de su edad. El más chico de los dos era un tanto más bajo y menudo de cuerpo y cara, se notaba que era un chico inquieto pero que en aquel momento estaba cansado. El otro era como quien dice normal y a diferencia del otro, no era rubio sino de un morocho claro.
- ¡callate!, voz no sabes lo que caminé hoy; no es que este descalzo-.
-  sos  un maricón, seguro que no hiciste nada en todo el día-.
- tuve que ir a buscar a mi hermana a la escuela-.
- ¡huu!, ¡pará!; qué zarpado- comento de forma irónica el que caminaba a su lado con firmeza.
- no, e serio; para un cacho que no doy más.- interrumpió mientras se sentaba sobre el hierro de la vía. Al cabo de un rato prosiguió.-mira tarado, tengo una ampolla enorme. Tanto que me decías.-
-  dale idiota, no vamos a llegar más-
-  ¡pará un cacho chabón!-
Un silencio se hizo por un instante.
-         che, ¿qué hora es?-
-         no se, no tengo reloj; deben ser como las ocho.
-         ‘Tas loco. No deben ser más de las siete. Si salimos a las seis y media de casa-
-         y bueno, hace rato que estamos caminando.-
Después de una largo pausa, el más grande, que aun seguía parado continuó:
-         ¿hiciste lo de matemática?-
-         ¿qué cosa?-
-         había que hacer uso ejercicios.-
-         ya fue, si igual nunca los pide.-
-         y la prueba es el jueves.-
-         si, ya sé. ¿sabes algo vos?-
-         no, mañana empiezo a estudiar-
Otra larga pausa se inició en el dialogo, sin embargo sus cabezas seguían funcionando. Sentado e la vía uno jugaba con las piedras de entre las gruesas tablas de esta, el otro observaba lo que hacía el otro pero sin prestar demasiada atención.
-         bueno, dale vamos.-
-         pará un cacho-
-         hace media hora que estamos acá esperando, ¡dale!- insistió el otro pegándole e forma de juego.
-         ¿Qué haces tarado?- le dijo su compañero enojado mientras le contestaba el golpe.
Entre risas comenzaron una pelea ficticia, de esas que siempre en algún momento deja de serlo. El más grande como siempre dominaba la pelea, y esotro sobre el piso disfrutaba. Compenetrados e el forcejeo, parecían no notar que el tren veía hacia ellos. Ya estaba demasiado cerca cuando se escuchó la bocina.
-         ¡viene el tren! –
-         si, claro- dijo el oro irónicamente si salir de encima de su amigo.
-         ¡en serio, Salí!-
El tren pasó a oda velocidad y siguió asta perderse nuevamente e la lejanía.



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-         Ja, ja, ja; te re cagaste.-
-         Sos un idiota-
-         Hubieras visto tu cara- seguía riendo el más grande.
-         ¡pelotudo!, yo que sabía que venia en la otra vía, allá adelante dobla; no se ve.-
-         ja, ja, sos u maricón-.
Como respuesta a la burla, el otro le tiró una patada suave como para remplazar las palabras; y el otro si demasiado esfuerzo la esquivó. Rápidamente ambos volvieron a los mismos lugares a donde se encontraban antes y en las mismas posiciones.
Esta vez, aunque aun apurado, el compañero no se animó a decirle al otro que continuaran la caminata como antes. Sino, se quedo pensando en silencio un largo rato.
-         no viste la moneda que tenía yo antes- pregunto para romper aquel silencio, mientras buscaba en el suelo.
-         No, no vi nada-le contesto aun enojado.
-         Fue tu culpa, la perdí cuando me pateaste.
Finalmente la encontró cerca de la vía y se agacho a buscarla dándole la espalda a su amigo, cuando escuchó que el oro se reía.
-ja, ja ,ja.-
-¿De qué te reís?-
-tenés un agujero, se te ve el culo…ja, ja ,ja-.
- ¿y vos qué miras, maricon?-
- nada- le respondió en voz baja y siguió.- ¿vamos?.
- dale-.
Los dos chicos seguían caminando por las vías cuando vino al fin la noche, y se perdieron en la inmensa oscuridad del mundo. Uno de ellos con un agujero en el pantalón y una moneda en el bolsillo, el otro con una ampolla en el pie.
Era el comienzo de una nueva noche.


En una oscura habitación, cinco dados corren sobre un paño verde; y se puede escuchar el suave impacto de estos contra la mesa. Cinco dados corren sobre un paño verde, la suerte está echada.


-         ¿y?, ¿vas a estudiar para matemática?-.
-         no….., ni en pedo-.

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